Los ataques de denegación de servicio distribuidos (DDoS, de sus siglas en inglés) congestionan los enlaces de los operadores atacados. El blackholing consiste en enviar el tráfico hacia una dirección específica en la que este tráfico se descarta. En caso de ataque de DDoS, enviar el tráfico de las direcciones atacadas a un Blackhole permite descongestionar las líneas y trabajar con normalidad en el resto de la red.
Con la instalación en el CATNIX de un servidor de Blackhole y la configuración del servicio al route-server de Campus Norte, los miembros del CATNIX pueden enviar el tráfico de sus direcciones IP atacadas al Blackhole, descongestionante así las líneas atacadas. De este modo, el tráfico se redirige al servidor de Blackhole y el conmutador el filtro para que no llegue a su destino y se mitiguen así los ataques de DDoS.